"Escribí un Himno que pertenece más al futuro que al presente": Agustín Labrada

"Escribí un Himno que pertenece más al futuro que al presente": Agustín Labrada

Agustín Labrada Aguilera nos habló del proceso creativo y de la trascendencia universitaria en la letra de las coplas del himno, inspirado en la UQROO.
Agustín Labrada Aguilera nos habló del proceso creativo y de la trascendencia universitaria en la letra de las coplas del himno, inspirado en la UQROO.
-Entrevista al autor del himno universitario, el escritor y periodista Agustín Labrada Aguilera
  • 11 de mayo del 2016
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La Universidad de Quintana Roo cumple 25 años de generar conocimiento, de construir una mejor sociedad; en este sentido, daremos a conocer a la gente, a los estudiantes, a los intelectuales, que han contribuido en la formación de la UQROO como una institución firme, con bases que han ido construyendo nuestra identidad.

En esta ocasión entrevistamos al escritor y periodista, Agustín Labrada Aguilera, quien en su momento escribió la letra del himno de la Universidad de Quintana Roo. Agustín nos habló del proceso creativo y de la trascendencia universitaria en la letra de estas coplas inspiradas en la UQROO.   

¿Cómo te decides a escribir el “Himno de la Universidad de Quintana Roo”?

Leí en la prensa la convocatoria para la creación de un himno que identificaría a la Universidad de Quintana Roo, llamé a mi amigo músico Raúl Cabrera para que participara y fue él quien me propuso que escribiera el texto, pues hasta ese instante no estaba en mi cabeza escribir un himno, ya que siempre he tenido cierta animadversión contra ellos, sobre todo los nacionales saturados de sangre, panfleto y chauvinismo. Me motivó Raúl y también la curiosidad de entrar en una nueva experiencia.

¿Qué elementos de esta casa de estudios tomaste en cuenta para la escritura?

He estado cerca de la Universidad de Quintana Roo desde la periferia, como amigo de algunos miembros de su comunidad (estudiantes y docentes) y como reportero cultural, y sé cuáles fueron sus orígenes, cuáles sus muchos estancamientos y cuáles sus grandes aspiraciones. Por eso escribí un himno que pertenece más al futuro que al presente. Es por lo que se sueña y que aún no está del todo cristalizado, la voluntad de aprender y no la búsqueda de un título debido a oscuras reminiscencias coloniales.

Si los maestros destierran su petulancia y los alumnos su pereza, la Universidad de Quintana Roo puede incidir, con mayor plenitud y no a medias, en la transformación armónica de la sociedad quintanarroense. Ése es el sueño, por ahí va el camino, pero para lograrlo se necesitan más nobleza, rigor, compromiso… De modo que le puse a la letra un aire optimista y, ya escrito y premiado, algunos amigos bromearon diciéndome que tenía algo de fascismo en esa idea de perfección (tan imposible) del ser humano.

¿Cuál es su estructura formal?

Usé en la escritura el cuarteto, que es una estrofa rimada hispánica de arte mayor, y versos endecasílabos, en pos de la musicalidad y porque, a tono con la música y en su distribución formal, se repite el nombre del grupo sueco de pop ABBA, que tanto me gustó en la adolescencia. Es decir riman ABBA, el primer verso con el cuarto (A) y el segundo con el tercero (B). Los textos rimados tienden a ser más pegajosos y a perdurar con su ritmo en la memoria como pasa con muchas canciones y trabalenguas.

¿De qué manera trabajaste en conjunto con el músico Raúl Cabrera?

Escribí el texto, Raúl hizo la partitura, reunió a un grupo de sus alumnos de la Escuela Estatal de Música, se grabó una versión y entregamos la propuesta bajo un seudónimo singular: Ramón Grau San Martín, quien fue el presidente menos corrupto de la república mediatizada en Cuba. Creo que se presentaron diecinueve propuestas y ganó la nuestra. Fue en el año 2000 y tiempo después Cabrera logró que el Orfeón de Cienfuegos, una agrupación coral de renombre, grabase el himno a nivel profesional.

¿Cuánto tiempo demoraste en la creación de la letra?

Escribí el texto en un solo día, no quedaba mucho tiempo para que Raúl trabajase en la música y en la grabación. Eso conspiró bastante. Pienso que de haberme enterado antes de la convocatoria y, decidido a participar, habría trabajado más a fondo los versos hasta que alcanzaran un lenguaje más metafórico. Sobre esto me dijo el pintor Elio Carmichael: “Tus poemas son finos como cuadros y no todo el mundo entiende una pintura. El himno que escribiste es un mural, más directo para que llegue a todos.”

¿Tiene alguna trascendencia el himno?

La trascendencia o la intrascendencia se establecen con el paso del tiempo. Con el resultado artístico del “Himno de la Universidad de Quintana Roo” siempre estaré insatisfecho y mi visión será autocrítica. Sin embargo, creo que ahí hay algunos planteamientos que engarzan con el espíritu y los anhelos de la comunidad universitaria, de cuyos miembros depende ir asumiendo las riquezas culturales heredadas, hacer sus respectivos trabajos con honestidad, y dibujar colectivamente y con amor el porvenir.

Agustín Labrada (Holguín, Cuba, 1964), estudió Literatura y Español en el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona de Cuba y Ciencias de la Comunicación en la Universidad Interamericana para el Desarrollo de México, país donde vive desde 1992. Ha dirigido secciones literarias y revistas culturales.

Ha escrito varios libros, entre los que figuran: La soledad se hizo relámpago (1987, 2013, 2015); Viajero del asombro (1991, 1995, 1997); Palabra de la frontera (1995); Más se perdió en la guerra (1999, 2016); Un paseo por el Paraíso (2006); Seis caminos (2012) y Ellas están de paso (2013).