“A lo largo de su historia, Nicaragua ha sido un país desigual, tanto en términos de la distribución de la riqueza, ya que sólo el 25% de la población vive en condiciones por arriba de la línea de pobreza y donde sólo hay dos formas de ascenso social: una carrera militar o relacionarse con el poder, como en el sistema político; por lo tanto, aquí no ascienden los que más saben o los más capaces, sino los que tienen mejores relaciones”.

Con esa introducción inició el Dr. José Abelardo Baldizón, investigador independiente nicaragüense, la Conferencia Magistral “Neopatrimonialismo en Nicaragua. Bloqueo sistemático del ejercicio de los Derechos Humanos”, que dictó el 30 de noviembre en el marco del proyecto de investigación “Experiencias de movilización social: ideología, política y militancias en el sur de México y Centroamérica (1980-2022)”, de la academia de Gobierno y Gestión Pública de la UQRoo.

El doctor en Historia Latinoamericana, por la Universidad de Bremen, Alemania, dijo que se le llama neopatrimonialismo, al interés de abrazar el poder para no perder el estatus económico, por lo que la sobrevivencia política depende de las relaciones con quienes tienen el poder

El neopatrimonialismo, definido así por diversos autores y retomado por el investigador independiente, se percibe cuando el presidente y la vicepresidenta son esposos; cuando el jefe de policía es el consuegro del presidente, y una serie más de relaciones personales, más que políticas,

En el neopatrimonialismo no gobiernan los mejores, sino quienes están más cerca de estas esferas del poder; donde no administran el gobierno los más preparados, sino los que mantienen esos lazos familiares o de amistad, para lo cual se apoyó de imágenes de periódicos quienes han señalado estas anomalías.

El investigador afirmó que, ante la falta de ascenso social, ante la desigualdad, no importa que no haya una ideología que sirva de base; sino lo que interesa es mantener un estatus económico y sobrevivir con él gracias al poder, es defender el patrimonio. Esta desigualdad histórica ha generado que una pequeña élite es la que ha controlado la mayor parte de la riqueza del país y el poder político asociado al aparato estatal.

Señaló que el patrimonialismo no es de estos tiempos, sino que tuvo su origen de esta minoría todopoderosa y se remonta a la estratificación social heredada del periodo colonial. En otras palabras, la desigualdad ha sido una constante económica y política en Nicaragua durante toda su historia de república independiente.

Para José Abelardo Baldizón este sistema político vive en una eterna confusión entre lo público y lo privado, ya que el nepotismo al asumir los puestos más importantes los familiares directos de la pareja presidencial, se bloquea la aplicación imparcial de la ley, se privilegian los intereses familiares, se crean lealtades políticas, se genera una casta de funcionarios privilegiados, lo que implica que, de entrada, se viola el principio de igualdad de los ciudadanos ante la ley.