Con la pandemia de Covid, a nivel mundial, se tuvo un incremento de alrededor del 28% en los trastornos depresivos, lo que implicó que sólo en el primer año de encierro el 14% de los adolescentes del mundo (población de entre 10 y 19 años) convivieron en entornos que favorecieron trastornos mentales, aseguró el Dr. Luis Alberto Escoto Aguilar, exrepresentante de la Organización Panamericana de la Salud y de la Organización Mundial de la Salud, por Paraguay.

Afirmó que estos incrementos en problemas de salud mental en el mundo han significado la inversión de más o menos 6 billones de dólares anuales para la ampliación de la cobertura en la atención de este tipo de trastornos de la salud, ritmo de inversión que se prevé seguirá hasta el 2030; sin embargo, existe la evidencia que señala que la inversión de un dólar en esta ampliación de servicios trae un costo beneficio de 5 dólares, sobre todo en el tratamiento de la depresión y la ansiedad.

Explicó que con la pandemia a nivel mundial se calcula que fueron desplazados 84 millones de personas, lo que ha generado un incremento en los trastornos de salud mental, al que se le sumaron otras causas como los desastres naturales, la guerra, la violencia y situaciones de pobreza e inequidad. “Esto incrementa los problemas de salud mental, que tienen siete veces mayor riesgo para las personas con tres o más condiciones físicas como la hipertensión, la diabetes, la artritis, y nos olvidamos de que estas enfermedades también condicionan y facilitan el desarrollo de algún trastorno de salud mental”, dijo.

Por medio de estadísticas a nivel mundial y a nivel Latinoamérica, el ponente dio un panorama amplio de la actualidad de la salud mental a nivel internacional, destacando cifras que incluso llegaron hasta el 2021, abonando a una visión general de la Salud Mental.

En este panorama, señaló que en la América Latina los sistemas de atención, pese a que han mejorado en algunos países, tienen un gran reto en la inclusión social, ya que existen aún muchos estigmas sobre las enfermedades de Salud Mental, los que hay que abatir desde las escuelas, desde el primer nivel de atención, pero sobre todo se debe de trabajar en invertir en ellos.

Destacó que desde la OMS se trabaja para la transformación de políticas y prácticas en salud mental, a fin de que pueden generar beneficios reales y sustantivos para las personas, para las comunidades y para los países, pues “una inversión en salud mental es una inversión en una vida y en un futuro mejor para todos”.